
ENTREVISTA CON ELENA TRAPÉ
Licenciada en Historia del Arte por la Universidad Autónoma de Barcelona, Elena hace un máster en Gestión Cultural en el 2000 y se gradúa en Dirección en la ESCAC (Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña) en 2004 en la especialidad de Dirección. «No quiero la noche» es su proyecto de graduación, al que sigue Pijamas. Profesionalmente compagina su actividad docente en la ESCAC con la realización publicitaria en la productora Tesauro. En verano de 2008 rodó «La Ruïna», tv movie estrenada en 2009 y nominada a mejor película para televisión en los premios Gaudí 2010. En 2010 terminó «Blog», su ópera prima, escrita y rodada gracias al proyecto Ópera prima de la ESCAC y acogida en el festival de San Sebastián. En 2015 estrenó el documental Palabras, mapas, secretos y otras cosas, un retrato de la cineasta Isabel Coixet. En 2017 rodó en Berlín «Las Distancias/Les Distàncies». La película se impuso en el Festival de Cine de Málaga en su 21 edición (2018) al conquistar tanto la Biznaga de Oro a la mejor película española como la Biznaga de Plata a la mejor dirección.
¿Te sentiste preparada para trabajar en el mundo audiovisual al terminar la carrera?
Creo que sí. Cuando terminé la ESCAC me sentía preparada para trabajar en el mundo audiovisual por dos motivos principales: uno, que estudié en la ESCAC como una segunda carrera, terminé la ESCAC con veintiséis años y tenía muchas ganas de trabajar. Y, dos, por la apuesta pedagógica que hace la escuela de aprender en base a la práctica continua. Empiezas a rodar desde el primer mes del primer año y estás rodando cada fin de semana; terminas y haces tu proyecto de fin de carrera, que es un cortometraje, o en ese momento al menos era un cortometraje.
Teníamos la sensación de haber estado en contacto con los materiales y con las dinámicas de trabajo en equipo. En la escuela también tienes la posibilidad de estar en rodajes. Si te interesa, te apuntas al de alguien que se está graduando. Recuerdo que, desde el segundo curso, cuando no estábamos rodando una práctica de nuestro grupo, nos escapábamos para ayudar como auxiliares en proyectos de fin de carrera o prácticas de cuarto. No sé si realmente tenía muy claro cómo iban a ir las cosas, si realmente podría dirigir de manera inmediata, pero sí, tenía muchas ganas y sentía que en la escuela me habían dado herramientas para entrar en el mundo audiovisual.
Con respecto al tema concreto del apoyo a las mujeres cineastas, ¿cómo percibes tú la actual situación del cine español hecho por mujeres – a nivel de formación, acceso al trabajo, acceso a la financiación y redes de colaboración?
Es una pregunta muy complicada, porque me parece que el análisis del apoyo a la mujer cineasta lo podríamos hacer extensible al apoyo a todas las creaciones hechas por mujeres, como las literarias etc.. Quizás en el mundo del arte se diluye un poco el peso que puede tener el género con respecto a tu trabajo, pero mi sensación, y es algo que hemos hablado entre amigos, es que cuesta que los hombres, por ejemplo, lean libros escritos por una mujer. Nosotras ignoramos más eso a la hora de consumir cultura en general. No sé si esa barrera también existe respecto al acceso al espectador, si la película está hecha por una mujer, quizás porque se presupone que vamos a tratar un tema determinado, o hay un cliché con respecto al asunto y al enfoque, esa expresión que no termino de entender, la mirada femenina.
A veces también me parece absurdo que el género te agrupe con una serie de personas por encima de otras cosas que puedes tener en común con otros directores hombres. Me refiero a que parece que tenga más peso que seamos mujeres a que, hayamos crecido en una ciudad, en un entorno de clase media, que nos fascine el paisaje, que nos encante la literatura japonesa,…. Tengo la sensación de que hay otros atributos que podrían diluir estos esquemas para segregar la producción en términos de género.
En cuanto a la situación actual del cine español realizado por mujeres: el hecho de que las escuelas de cine, las facultades de comunicación audiovisual hayan empezado a producir, ha propiciado el acceso de las mujeres a cargos de responsabilidad en los que quizás hay un prejuicio, o una tradición, de que sean ocupados por hombres. De la misma manera que en la facultad cuando el profesor te está poniendo la nota a un examen no está mirando si eres un hombre o una mujer, cuando las escuelas de cine o de comunicación empiezan a producir el hecho de que seas un hombre o una mujer no tiene ningún tipo de peso a la hora de apostar por un proyecto, eso sí que ha cambiado, se ha facilitado el acceso .
A nivel de formación, me parece que la realidad en las aulas es que hay muchísimas mujeres en las especialidades tradicionalmente masculinas: Dirección, Guion, Dirección de fotografía, Montaje. Y, sin embargo, después, no sé por qué nosotras nos quedamos en Producción, Vestuario, etc. En la formación, en ocasiones, llega a haber total paridad, en algunas promociones, lo he visto en la ESCAC dando clases, los porcentajes incluso se invierten. Creo que, en general, en los estudios superiores en este país están copados por mujeres. Luego, en el momento de acceder al trabajo, es cuando tú, como mujer criada en la igualdad de oportunidades, o en una supuesta igualdad de oportunidades y obligaciones, te enfrentas con la primera frustración o desilusión de ver que realmente el acceso al trabajo no es tan fácil y que todavía se tiende apostar más rápido por un hombre. Eso es así, sobre todo en determinados cargos, como decía antes, que por tradición tienen un peso de responsabilidad, de visibilidad y de poder, atributos que se nos presentan como masculinos, es muy difícil cruzar esa barrera.
Dicho esto, creo que una vez que se accede a la financiación no son más las dificultades que en cualquier otro proyecto. De hecho en el acceso a la financiación, ha habido iniciativas para favorecer que una productora apueste por una mujer y un equipo de mujeres. Me parece que estas iniciativas son buenas para invertir una situación injusta y que, por supuesto, a la larga van a desaparecer o deberían desaparecer.
En este sentido, las redes de colaboración son muy importantes, y siempre lo han sido, aunque en algún momento hayan funcionado de modo clandestino. Por experiencia, diría que en la ESCAC hay una red de colaboración importante entre las promociones y entre las especialidades. Hay ganas de que la gente pueda llegar y de que las mujeres puedan llegar a los cargos y a hacer lo que quieren hacer.
¿Has sentido en algún momento que tu entrada en la industria de cine se hace más difícil por el hecho de ser mujer? Esto es, ¿te has sentido alguna vez discriminada por ser mujer?
No creo que sea un problema de la industria de cine en particular, es un problema estructural. Como mujer, la primera vez que sentí que las cosas no iban a ser igual, fue cuando entré en el mundo laboral. Hay dos momentos en la vida de una mujer en que te topas con la desigualdad, – aquí, en el primer mundo, occidente, llámalo como quieras. Hemos crecido con la sensación de que éramos iguales y votamos, tenemos cuentas bancarias, vamos a la universidad, escogemos con quién nos casamos etc., hay leyes que a nivel social nos dan esta igualdad de derechos y obligaciones y, de repente, empiezas a trabajar.
Me parece que ese es el primer gran momento, y el segundo es cuando creas una familia, al menos en el esquema hetero-patriarcal. Es el segundo gran momento en el que realmente te topas con una realidad en la que se presupone que hay una serie de cosas que forman parte de atributos masculinos y no femeninos, y hay que seguir.
Lo más impactante es ver cómo se entiende como neutro el discurso predominante, cuando no lo es, en absoluto, es puramente hetero-patriarcal, pero parece invisible. Estas cosas invisibles son las que realmente te chocan de cara cuando empiezas a trabajar. Sí que es difícil, creo, acceder a puestos de poder siendo mujer, pero no solo en la industria del cine. Hay muchas mujeres en los cargos intermedios en cualquier empresa, en la televisión, en una productora. Es más difícil ser productora ejecutiva, o directora creativa ejecutiva de una agencia de publicidad; es más difícil que un productor de repente diga “Pues venga, vamos a hacer tu peli.”
Además de sentirme discriminada, he vivido situaciones absurdas, cuando en un set de rodaje se ha presupuesto que yo era la auxiliar de producción o la maquilladora, con todo el respeto del mundo, por supuesto. Te ven mujer de veinti largos y presuponen que tú vas a ejercer ese cargo en el equipo de rodaje. Por lo demás no he tenido afortunadamente ninguna situación incómoda, aunque sí, soy consciente que en mi caso quizás necesito un cuarto de hora más de lo que necesita un hombre cuando entro en una reunión, porque primero tengo que demostrar que me tienen que tomar en serio. Quizás ahora no tanto, porque mi trabajo ya habla por mi, pero recuerdo mucho esa sensación, al inicio, de entrar en una sala donde hay mucho traje y mucha corbata y yo sé que voy a necesitar un poco más de tiempo. Si fuese un hombre de metro noventa con su barba y su voz profunda, se presupondría que estoy muy preparado para hacerlo.
¿Es la conciliación familiar entre tu vida personal y profesional un asunto que te preocupe? ¿Ves al respecto alguna diferencia con tus colegas de profesión varones?
El temazo de la conciliación familiar. Sí, claro que me preocupa, es muy complicado. Es lo que decía antes, es el momento de formar una familia el segundo gran momento cuando una mujer se enfrenta a la desigualdad con respecto a su pareja hombre. En cuanto a la renuncia y la gestión del tiempo y a cómo se reparten las tareas, incluso cuando a priori estás con alguien que ya no es como su padre o su abuelo. Se supone que ya estás con este perfil de hombre del siglo XXI, padrazo y que ayuda en casa – este término repugnante de ayudar en casa.
Sí que me preocupa. Me parece un momento complicado, insisto, no solo en el cine. Me parece que es un problema estructural cómo la sociedad reparte los roles, los atributos y los estereotipos. Lo veo de manera preocupante. Mi hija va al colegio y,de repente, empieza a creer que ella tiene que ser princesa y que tiene que venir un príncipe a rescatarla. Estos detalles que a priori no parecen tan importantes, crean, construyen, una idea de lo que una mujer o un hombre es capaz de hacer, o merece hacer; en el fondo realmente asusta.
En mi caso, no sé cómo lo haría sin mis padres, supongo que tendría que buscar una persona que me ayude en casa. La diferencia principal con mis colegas varones – y eso lo hemos hablado con amigas y compañeras de profesión, directoras de fotografía, directoras -, es que no les preocupa. Muchas compañeras hablan del tema, y se empiezan a preocupar en el momento en que les sale un proyecto fuera y tienen que estar haciendo llamadas para organizar su ausencia duante varias semanas.
Veo la gestión desde los compañeros varones, es tan simple como llegar a casa y anunciar que de tal día a tal día van a estar fuera, y, además, no les quita el sueño. Esa es la gran diferencia que construye un gran techo de cristal en la vida profesional de una mujer. Primero, el dónde y en qué momento decidirse a ser madre y lo que implica para tu carrera profesional; y, luego, la gestión del tiempo, muy desigual con respecto a tu pareja hombre, en caso de que sea hombre. En ese momento en el que una decide hay muchos factores que entran en juego, como por ejemplo quién gana más dinero. Claro que también hay parejas que consiguen hacer equipo y alternar los proyectos, pero, para mí, la diferencia principal es que ellos anuncian mientras que nosotras estamos ahí, preocupadas con quién se va a quedar los hijos, quién los va a buscar, preparar la mochila, dejar la bolsa hecha… Es complicado.
Según tú ¿qué medidas ayudarían a las mujeres para entrar en la industria cinematográfica española? ¿Qué les recomendarías para ‘meter la nariz’ en el mundo del cine?
No lo sé, la verdad. Por un lado sí que creo en las medidas de puntos y de favorecer que haya un equipo de mujeres, o que se presente un proyecto dirigido por una mujer, dar ayuda extra desde organismos públicos cuando buscas financiación, etc. Aunque también me provoca contradicciones, considero que todo eso está bien, porque ayuda a invertir la situación injusta y, por supuesto, creo que cuando la situación se corrija, estas medidas no deberían ser necesarias.
Con respecto a qué recomendaría a las mujeres para ‘meter la nariz’ en el mundo del cine, cuando he dado clases en la ESCAC, lo que he dicho a todos mis alumnos, independientemente de que sean hombres o mujeres, es que esto es una carrera de fondo. Creo firmemente en que quien trabaja y quien está ahí e insiste, sigue. Es así, al final es una cuestión de trabajo y de constancia. Como mujer, afortunadamente, encuentras de repente esas redes de colaboración y a esa persona, que puede ser un hombre o una mujer, que cree en ti y apuesta por ti. Hay muchos caminos para llegar, dedicarte a esto; pasar por una escuela tiene una parte muy buena, porque ahí empiezas a tejer una red de contactos y de colaboradores y de personas que luego van a estar trabajando contigo, es una manera de enriquecerte y enriquecer tu mirada. Ese podría ser un buen paso, pero, por supuesto, también hay otros. Yo recomendaría simplemente trabajo y constancia.